LA BEBEDORA
Relato escrito a partir del cuadro impresionista “Absenta” de Edgar Degas
Todos los días iguales; la misma taberna, el mismo vestido, la misma tristeza, la misma bebida, el acompañante el mismo. Soy Ellen Andreé y Degas me inmortalizó en este cuadro por los siglos de los siglos. ¿Alguien puede ayudarme a salir de él?
Querida Ellen: Estás y no estás, juntos y separados, hombre y mujer. Nos une la bebida, la existencia y también el alcohol para olvidar el presente y afrontar el futuro. Me voy rompiendo en la ausencia. ¡Que amarga es la vida! Lágrimas que el alcohol humedece y ahoga, triste silencio en mis pupilas. Me miras pero no me ves, la cercanía nos aleja, miradas perdidas y ocultas, espacio de melancolía, sueños rotos y ausentes de por vida. Espero por esperar y olvido por olvidar, me he ido y ausentado del cuadro, porque mi esperanza es no beber para volver a la vida. Hace mucho tiempo, hace años, una mañana de primavera, todo era luz, color, alegría, dulzura, diálogo, amistad, cariño, besos, abrazos, y promesas. En una palabra un florido jardín de unos jóvenes enamorados. Yo te ayudaré a salir ¡porque mi destino es amar y ser amado!
Marcellin Desboutin
Maravilloso, Marcellin. Pero ¿Cómo lo lograrás?
Josetxu Arcaute
EL GATO ENMARCADO
“Soy un gato, aunque todavía no tengo nombre. No sé dónde nací. Lo primero que recuerdo es que estaba en un lugar umbrío y húmedo, donde me pasaba el día maullando sin parar”. Pero acertó a pasar por allí una chica que me miró sonriente, me cogió con mucha suavidad y me llevó a su casa. Allí me puso un platito con leche.
Después ella pensó en el nombre. Como si hablase conmigo, le oí decirme:
-puedes llamarte León ¿qué te parece?
Ella se llamaba Renée y pasaba muchas horas fuera de casa. Cuando llegaba estaba cansada y aprendí con el paso de los días que su voz sonaba triste. Yo me arrimaba a ella, al principio con precaución y luego buscando sus caricias y agradeciéndole todo, con ronroneos, frotes y algunas
lametaditas.
Cuando leía, cosa que le gustaba mucho, yo me ponía a su lado y una tarde de domingo empezó a leerme: Hace mucho tiempo, había en la ciudad castellana de Ávila un palacio-fortaleza adosado a la muralla, que tenía una salida a la misma, pero esta fue tapiada. A lo largo de los años trataron de reabrirla, pero tras muchos avatares y no conseguirlo, el señor Pedro Dávila pensó, que si no podía abrir de nuevo la puerta, sí podía abrir una ventana, en cuyo zócalo hizo grabar en 1541 la siguiente inscripción:
“Donde una puerta se cierra otra se abre” . Dejándola de esta forma para la posteridad como resultado de su lucha.
Y para mí, como gato que soy, es como una puerta abierta a la esperanza.
Por mal que nos vaya en la vida siempre habrá una salida.
Flor Morillo
1 Soy un gato Natsume Soseki.
EL MEJOR REMEDIO
El doctor García salió del hospital, apesadumbrado. Dos pacientes habían muerto en sus manos. Tras la dura jornada, en lugar de volver a casa, tomó el camino de un parque cercano. Cabizbajo y con andar apagado, no podía arrancar de sí la tristeza. No veía el paisaje. No sentía la primavera.
Fue así una casualidad que viera un folio clavado en un árbol, donde se leía en mayúsculas: DOCTOR GARCÍA. Sorprendido, desplegó el papel y comenzó a leer:
‘En un reino remoto vivía un rey que odiaba los pájaros desde que una paloma ensució la capa real, detestaba las flores desde que una abeja le picó al oler una rosa y aborrecía los abrazos porque era costumbre depravada y plebeya.
Un día que oyó el irritante trino del gorrión, vio despuntar los primeros brotes del almendro y descubrió a un jardinero abrazado a su hijo, el rey llamó al canciller mayor y le dictó el siguiente bando:
“Por la gracia otorgada a su majestad, el rey Teodoros I dicta a sus amados súbditos las siguientes providencias, cuyo incumplimiento acarreará la muerte:
Primero: Queda abolida la primavera con todos sus pájaros y flores.
Segundo: Se prohíbe toda práctica de saludos, besos y demás vicios que implican
contacto físico e intercambio de fluidos corporales.
Tercero: Se castiga con pena de prisión cualquier manifestación de risa y alegría”
Los pregoneros difundieron el bando hasta los confines del reino y los esbirros lo hicieron cumplir con particular entusiasmo.
Ajenas al edicto, sin embargo, las margaritas abrieron sus pétalos, las rosas extendieron su perfume y las golondrinas desplegaron sus trinos.
Solo los súbditos de aquel reino lejano cumplieron fielmente la orden, dejando de besarse y abrazarse y absteniéndose de reír’.
Nunca supo el Doctor García quién dejó aquel papel, pero desde entonces disfrutó del piar de los gorriones, aprendió a querer a las personas de alrededor y su sonrisa fue el mejor remedio para los pacientes.
Jesús Grisaleña “Erpin”
EL MURAL
Estamos en el túnel de Cicujano donde hace 2 años, niños y adultos de los pueblos cercanos, bajo la batuta de la artista Irantzun Lekue, nos juntamos en auzolan para convertir el deteriorado túnel en una exposición artística digna de ser visitada. Fue una bonita experiencia.
En mi papel de cicerone, me adentro en el túnel con la familia y nos paramos frente al mural que más me había impactado.
-Mirad –les digo, esta pintura es un homenaje a nuestras antepasadas, que fueron juzgadas en Logroño en Septiembre de 1611, acusadas de brujería.
La electricidad juega con la oscuridad del túnel y los miedos allí guardados laten alborotados. De repente sentimos una voz que decía:
-Soy Magdalena Elorza, de 50 años, viuda de Fauste, residente en Atauri y nacida en Maestu, y llevo vuestro apellido. En el juicio de Logroño, declaré haber estado en dos akelarres en los que dije haber visto; a dos clérigos de Antoñana, dos curas de Corres, uno de Vírgala Mayor y al abad de Suso residente en Leorza. Un mes más tarde pude retractarme en Gasteiz ante el inquisidor Salazar y el intérprete de euskera Fray Domingo de Sardo. Fui exonerada y pude volver a mi vida cotidiana.
Mi hija mayor, prometedora escritora, rompe el silencio que siguió a estas palabras:
-Ama, cómo tuvieron que torturarlas para que se autoinculparan y…si necesitaron intérprete…es que no dominaban el castellano…¡¡¡Uf!!! Esto no se puede quedar en el olvido, vamos… nos tienes que contar más, sobre estas tremendas historias.
Vuelvo a casa a escribir en caliente los relatos que contaba mi ama sobre el drama que tuvieron que soportar estas mujeres. No quiero que se apague la lumbre.
MAITE PZ. DE MENDIOLA ELORZA
EL BUSCADOR
A veces, en mis paseos vespertinos, me acompaña un amigo. “¿Te acuerdas de nuestros años de adolescencia?” —me pregunta— y enseguida acuden vivamente a mi memoria aquellas veladas de insólitas historias que Eric nos contaba. Apareció un frío día de invierno y su llegada trastocó nuestro mundo, ávido de sensaciones.
Sus fascinantes narraciones transmitían enseñanza y nos abrían a nuevos horizontes. “¿Sabéis la historia del buscador de felicidad?” —nos dijo un día con aire sonriente— “Escuchad: Un joven vivía en un pequeño pueblo cuyo ambiente le oprimía. Una mañana decidió escapar de allí y marchó a la ciudad. Incansable, buscaba la felicidad por todas partes. En pos de su objetivo, marchó también a otros países, recorriendo medio mundo. Los años pasaron y, ya en su senectud, decidió volver a sus orígenes sin haber alcanzado su meta.
Al regresar, sentada en la puerta de su casa, esperaba paciente la felicidad”. “¿Comprendéis ahora? —recalcó—. La felicidad no está en las cosas exteriores o en personas, está en vuestro interior. Recordadlo”.
Una tarde como hoy—confieso a mi amigo—salió inesperadamente de nuestras vidas sin despedirse; dejándola impronta en nuestro ser de aquellas lecciones, que aún permanecen como un preciado tesoro.
El día, como nosotros, va feneciendo.
Carlos Igualador