El Euskera en Álava
Euskera en Álava
Las gentes que desde tiempos lejanos poblaron las tierras de Álava, tuvieron como idioma principal el euskera, hasta que la irrupción del castellano, asociado a un sistema político, económico y social más poderoso y estructurado, condujo al asentamiento progresivo e imparable de la lengua romance y al paralelo arrinconamiento y desprestigio de la vasca.
Conocedores de que una buena parte de nuestro acervo cultural se expresa en euskera, y de que esta lengua es, en sí misma, un legado tan valioso como el arte o las costumbres, los alaveses nos afanamos desde hace décadas en recuperar la riqueza idiomática del pasado, haciendo de ella un instrumento de expresión y convivencia para las futuras generaciones.
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Datos generales sobre el euskera
Los lingüistas suelen decir que el euskera es una “lengua isla”, porque sus orígenes son desconocidos y carece de parentesco seguro con otros idiomas. Los investigadores han trabajado sobre todo con dos hipótesis para averiguar su procedencia: la ibero-norteafricana y la caucásica. A pesar de sorprendentes coincidencias, no se ha llegado a evidencia alguna.
El territorio de la comunidad vascohablante se ha ido modificando a lo largo de la historia. Durante la expansión medieval, el euskera se utilizó en áreas mucho más extensas que las actuales, según nos muestra el testimonio de la toponimia viva en lugares bien distantes, como la cordillera pirenaica y la Rioja. Sin embargo, la tendencia posterior ha conducido a notables pérdidas, ante el empuje social, institucional y cultural de las lenguas derivadas del latín.
El euskera ha vivido siempre rodeado de competidores que se han ido sucediendo en el tiempo. Pero, también en todo momento, ha existido aquí una sociedad dispuesta a defender con tesón su propio idioma. Esta continuidad es la que han admirado los científicos y la que, en parte al menos, queda inexplicada por los historiadores.
Historia
La variedad geográfica de las tierras alavesas es un elemento necesario para comprender la historia y la cultura de las gentes que la poblaron en otras épocas. Los valles más abruptos de la vertiente cantábrica mantuvieron durante siglos modos de vida peculiares; los habitantes de las comarcas más accesibles del Centro y Sur del territorio (Álava significa “la llana”) estuvieron expuestos a toda clase de influencias exteriores, también desde el punto de vista lingüístico.
En la Antigüedad, Álava fue lugar de paso para muchos pueblos. De entre todos ellos, fueron los romanos los que mayor incidencia tuvieron, sirviéndose de poderosos instrumentos tales como las calzadas, las ciudades, el ejército, la economía, el derecho, la cultura y su idioma: el latín.
La mayoría de las lenguas prerromanas desaparecieron ante el empuje de la latinización. Pero el euskera no. Más aún: con el declive del Imperio, la lengua vasca comienza un largo período expansivo que le lleva a extenderse, desde Álava, hacia la ribera meridional del río Ebro, alcanzando en la Edad Media a muchas localidades de Burgos y la Rioja, donde ha dejado como herencia una cuantiosa toponimia y unas enigmáticas frases en las glosas de San Millán de la Cogolla.
Noticias de viajeros
El Camino de Santiago fue la gran ruta cultural de la Edad Media. Álava estaba asentada sobre uno de sus ramales secundarios, por lo que los peregrinos apenas la mencionan. En la Edad Moderna llegan hasta aquí viajeros con nuevas inquietudes, italianos principalmente, intentando conocer todos los pormenores de la vida cotidiana para transmitir una imagen objetiva y atractiva a sus futuros lectores. También se fijaron en la situación idiomática de los alaveses:
- Álava es, en el siglo XVI, un territorio fundamentalmente euskaldún.
- Vitoria es el centro neurálgico del castellano, aunque también se oye hablar en euskera.
- El castellano es la lengua preferida de las clases sociales más altas, mientras que las humildes se comunican en euskera.
En el siglo XIX, distinguidos escritores trasmiten su visión del panorama lingüístico de la capital alavesa. En 1840, el dramaturgo francés Prosper Mérimée escribe a la madre de la futura emperatriz Eugenia de Montijo: “He aprendido vascuence con las camareras de Vitoria”. Unos años después, en 1869, el periodista y explorador galés Henry M. Stanley recuerda que a su llegada a la estación ferroviaria de Vitoria, se ve rodeado de una multitud de lugareños con boinas azules que hablan in pure Basque.
Retroceso
El declive del uso del euskera comienza en Álava a fines de la Edad Media; el castellano gana terreno por la confluencia de factores de todo tipo: políticos, geográficos, comerciales, administrativos, etc. Para el siglo XVI, el euskera se ha retirado en Álava hasta la frontera de la Sierra de Toloño, acogiendo aún dentro de su ámbito a Treviño; pero el castellano penetra por las principales vías de comunicación, deparando un bilingüismo en muchas zonas.
La convivencia no resultó equilibrada y, dos siglos después, los ilustrados de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País denuncian la grave situación que atraviesa el euskera, contra el que actúan nuevos agentes:
- Las asambleas y órganos políticos de representación, en los que se exige el uso del castellano.
- La desidia del clero rural, que conduce al desprestigio social de la lengua popular.
- La pedagogía de la escuela de la época, que incluía castigos para los que hablaban en euskera.
- La falta de cultivo literario de la lengua vasca.
Los numerosos estudios descriptivos que se realizan durante el siglo XIX constatan la incesante pérdida de vascohablantes, ante la fuerza que adquieren los instrumentos de transmisión lingüística del Estado moderno: la escuela, la administración, el servicio militar, la cultura dirigida.
Personalidades
El euskera, como lengua propia de los alaveses, fue el vehículo de expresión que adoptaron muchos de nuestros escritores para transmitir sus ideas. Desde el siglo XVI, se acumula una nutrida nómina de poetas, dramaturgos, traductores, filólogos, tratadistas, historiadores, publicistas, pedagogos, periodistas que aportaron su esfuerzo para la conservación del idioma.
En las tierras de Álava nacieron muchos de los precursores en diversas disciplinas literarias relacionadas con la lengua vasca: el primer catecismo, la primera obra de teatro, el primer almanaque o el primer cómic escritos en euskera son obra de alaveses.
El primer autor documentado es Juan Pérez de Betolaza, del siglo XVI, al que sigue, en la centuria posterior, Martín de Portal, ganador del primer concurso de poesía religiosa en lengua vasca.
Al siglo XVIII corresponden las obras de Pedro Ignacio de Barrutia, Andrés Baratziart y Juan Bautista Gámiz. El XIX ofrece figuras eruditas como Ricardo Becerro de Bengoa, Federico Baraibar, José Pablo de Ulibarri o los traductores Serafín Ascasubi, José Palacio e Ignacio Galíndez.
Entre los más conocidos escritores del siglo XX se cuentan Raimundo Olabide, Federico Balaustegigoitia, Odón Apraiz, Abdón González de Alaiza, Andoni Urrestarazu Umandi…
Lazarraga
Poeta alavés. (1547-1605)
Lazarraga es uno de los escritores vascos más importantes y, a la vez, más interesantes. Por muchas razones, de las que aquí sólo citaremos tres: por una parte, era indudablemente alavés, miembro de una familia establecida en Larrea hace más de cien años; por otra, era noble, partícipe de un linaje, Los Lazarragas, que se desarrolló al amparo de de los grandes Guevaras; por último, su obra literaria se sitúa plenamente en el Renacimiento, es decir, en la cultura de la élite de su tiempo.
Esas tres características chocan claramente con la visión estereotipada de la cultura vasca predominante hasta hace poco.
Joan Perez Lazarragako, tal es su nombre completo en la forma vasca clásica, habitual en el siglo XVI; Juan Pérez de Lazarraga en castellano. Escribió en ambas lenguas y, en el año en que Cervantes editaba la primera parte del Quijote, murió en Álava.
Con este tema se han celebrado en el Artium de Vitoria-Gasteiz del 9 al 13 de diciembre las jornadas del 2008 organizadas por GEU y La Diputación Foral de Álava. Si tienes interés por saber más del tema, entra y averigua lo que se ha comentado durante las jornadas.
Recuperación
La delicada situación que vivía el euskera en Álava, ya durante el siglo XVIII, movió a los intelectuales a idear diversas medidas de fomento de la lengua vasca, mucho antes de que tal inquietud surgiese en los otros territorios que la usaban. Landázuri, Mendibil y miembros alaveses de la Real Sociedad Bascongada concentraron sus esfuerzos en el ámbito escolar.
De Álava partió la idea de la creación de una Academia de la Lengua Vasca en el lejano 1832. Aquí nacieron asociaciones como “Kardaberaz” (1924) o “Baraibar” (1928) y, aunque la guerra civil cortó drásticamente todas estas iniciativas, Álava perseveró cuidando esta parte de su tradición lingüística, con ejemplos como el “Seminario de Filología y Estudios Vascos Ramiro de Maeztu” (1957), y la organización de las Bodas de Oro de Euskaltzaindia (1968).
La vía de la enseñanza ha sido determinante para la recuperación del idioma, con figuras como “Umandi” y López Presa, o hitos como el Aula de Vascuence de la Escuela de Artes y Oficios, la azarosa creación de la primera ikastola (Olabide, 1963) y los estudios universitarios de Filología Vasca (1978). Otra insospechada ruta de revitalización del euskera ha sido la música, difundida a través de canales tan apropiados como el programa radiofónico “Euskal Jaia” (1964-1992) de José Mª Sedano.
Finales del siglo XX
El recuento que Pedro Yrizar realizó en 1972 apenas pudo localizar 2.000 vascoparlantes en el territorio alavés (excluida la capital, donde fue apreciable la inmigración guipuzcoana y vizcaína en los primeros años de la industrialización). Desde entonces, el número de usuarios del euskera se ha multiplicado, como demuestran las sucesivas estadísticas, que también revelan desigualdades comarcales.
La promoción reciente del euskera en Álava se ha concentrado esencialmente en el terreno de la enseñanza, así como en las campañas y cursos de alfabetización y euskaldunización fuera del ámbito escolar; también se han introducido en los medios de comunicación y es digna de mencionar la recuperación del bertsolarismo.
Al iniciar este tercer milenio, Álava se afana por recuperar el viejo tesoro de su lengua que vuelve a ser instrumento de relación humana no sólo en los valles septentrionales sino también en la Llanada y la Rioja. El euskera se ha insertado ya en la modernidad de Álava con la aceptación de la mayoría de sus ciudadanos, haciendo realidad, dos siglos después , los sueños del historiador Landázuri y tantos otros.
Sabías que...
En el siglo XVII, un decreto de la provincia exigía que no se enviara como procurador en las Juntas Generales a nadie “que no supiera leer y escribir y la lengua castellana”.
El catecismo vasco más antiguo que se conserva es el del alavés Juan Pérez de Betolaza (1596).
En 1841, Salvatierra tenía entre sus cargos municipales el de intérprete, para resolver los problemas de quienes no conocían el castellano.
En Llodio, Urrunaga y otros pueblos hay protestas por la entrada de curas desconocedores de la lengua vasca.
Abdón González de Alaiza, natural de Musitu y muerto allí en 1926, fue el autor del primer cómic en euskara.
Artículos y poemas en euskera son frecuentes en publicaciones periódicas de Vitoria, tales como la Revista bibliográfica (1867-1869) y la Revista de las Provincias Euskaras (1878-1889), ambas editadas por Fermín Herrán, natural de Salinas de Añana. Éste escribía en 1879 sobre la necesidad de que el euskera “pueda transmitirse entero e incorruptible a las futuras generaciones”.
El sacerdote de Legutiano Serafín Ascasubi (1864-1940) tradujo un capítulo del Quijote de Cervantes. Otro escritor del mismo pueblo, José Palacio Sáenz de Viteri, tradujo años más tarde el mismo libro a la lengua vasca.
El anillo escolar pasaba de mano en mano (o de dedo en dedo) entre los niños que hablaban euskera en clase. Al poseedor del anillo el último día de la semana le esperaba un castigo. Pablo de Mendibil (1788-1832), escritor natural de Alegría-Dulantzi nos ha dejado testimonio de esta bárbara costumbre.