Llanada Alavesa
Dólmenes de la Llanada Alavesa
Aizkomendi
Fue el primer dolmen identificado en la Península Ibérica, en el año 1831. Desde entonces ha sufrido numerosas intervenciones que han alterado su aspecto original.
Su estructura está compuesta por una cámara poligonal formada por grandes losas imbricadas, un corredor cubierto de unos 6 m de longitud, hoy desaparecido, y un gran túmulo que fue parcialmente desmontado en 1965 para que se viera desde la carretera.
Por todo el monumento (cámara, corredor y túmulo) se hallaron numerosos restos humanos y objetos pertenecientes a distintas épocas, que nos indican un primer uso del sepulcro en época neolítica y una posterior reutilización durante el Calcolítico. Gran parte de estos materiales están hoy desaparecidos.
El túmulo inicial medía unos 30 m de diámetro y sobre él se detectaron varias decenas de hogueras, seguramente de carácter ritual. En una segunda fase, el túmulo fue ampliado hasta alcanzar un diámetro de 64 m.
Alzado, planta y sección (M. Assas. Semanario Pintoresco Español 1857)
Primera descripción y dibujo del dolmen de Eguilaz (Martín Saracibar, 1832)
Sorginetxe
El dolmen de Arrizala se conoce desde antiguo, sin que se pueda precisar la fecha en la que fue descubierto. Su aspecto actual es muy similar al que tenía cuando fue descrito por primera vez en 1833. Cuenta con una cámara poligonal formada por seis losas imbricadas y una más de cubierta, sin corredor ni túmulo, aunque no se puede descartar que los tuviera en sus orígenes.
En 1879 fue excavado por Federico Baraibar y en 1890 parcialmente por Julián de Apraiz, hallándose restos humanos y una punta de pedúnculos y aletas, materiales hoy desaparecidos.
A fines del siglo XIX, Baraibar lo compró con el objetivo de asegurar su conservación y, posteriormente, se lo donó a la Diputación Foral de Álava.
Su nombre, casa de brujas en euskera, está relacionado con una leyenda popular sobre su construcción según la cual había sido levantado por las brujas bajando las rocas desde la Sierra de Entzia en las puntas de las ruecas durante la noche. Otros relatos afirman que las brujas vivían en la Fuente de Lezao en Eguileor, junto a una cueva del mismo nombre y que venían a peinarse al dolmen.
Dibujo del dolmen de Arrízala realizado por Becerro de Bengoa en 1878