Otro de los elementos más singulares del Palacio Lazarraga son sus pinturas murales. Decoraban el paño de la escalera y la galería de la primera planta, ocupando una superficie aproximada de 100 m2. El conjunto resulta excepcional y único en un edificio civil de esta época tanto en Álava como en el País Vasco, por contener un programa de carácter narrativo, que va más allá de simples pinturas ornamentales o decorativas.

Se han atribuido a Diego de Cegama.  De origen guipuzcoano, había instalado su taller en Munain (concejo de San Millán, Álava), desarrollando entre 1566 y 1582 una gran actividad pictórica en iglesias de la Llanada alavesa.

Desarrollan principalmente temas del Antiguo y Nuevo testamento acompañadas de elementos vegetales y animales, algunos fantásticos, como el unicornio. Estas pinceladuras, término por el que se conocían entonces, están realizadas en grisalla, con predominio del negro, gamas de grises y pequeños toques de color en algunos puntos muy concretos.

Durante la intervención en la reforma del palacio, se realizaron arranques murales de estas pinturas, que actualmente pueden verse en un montaje expositivo sobre nuevos soportes.

Pinturas murales Zalduondo

Pinturas murales Zalduondo